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//-->Traducido por Beth y corregido por Lady Emma—septiembre 2004The Raven’s LadyAnne Manningcopyright © by Betty Kasiske February 1999CAPÍTULO 1De rodillas en una ladera irlandesa, Eibhlin Fitzgerald, clavaba sus instrumentos dejardinería en el césped color esmeralda. En su mente, sin embargo, era como si pasara unacuchilla de afeitar sobre el cretino e infiel de su ex marido.Asustada por el repentino impulso de hacer daño, se obligo a respirar profundamente yserenarse. Luego de eso, y ya mucho más tranquila, desenterró la planta con su pala,mientras imitaba la voz grave de su padre diciendo a modo de reprimenda:“¡Después detodo Evie, no es culpa de las pobres plantas!”.Incapaz de decir el nombre de su ex marido sin abrir una herida que comenzaba a curarlentamente, Eibhlin llenó su cerebro del trabajo y empujo su imagen a un lado, donde yano podría lastimarla más. Envolvió el pequeño rizoma en estopilla, admirando las floresverdosas, planas y anchas que inspiraron el nombre común de la planta. Todavíasosteniendo la muestra de la planta llamada pie de león, sacó su grabadora portátil delbolso y comenzó a grabar:—Alchemilla vulgaris1. Junio 21 de 1998; 11:45 AM, al este de Craglea, localidad deKillaloe, Country Clare. Altura, aproximadamente cien metros—.Después de apagar el grabador, lo dejo caer en su bolsa junto a la planta, Eibhlin se sentóen la ladera, abrazando sus rodillas. Cuando elevaba los ojos hasta la cumbre de Craglea,sentía una especie de unidad con la tierra. La vida que llenaba todo a su alrededor lallamaba invitándola a disfrutar de ella. Tal vez pudiera sentir esa llamada... después detodo, era el solsticio de verano2.Quizás pudiera ver algunos druidas acechando alrededor del cerro, o quizás una fiesta dela “gente pequeña”3en los túmulos sagrados.¡Cuatro semanas en Irlanda y ninguna hada!.Vaya desilusión, pensó esbozando una sonrisa.También llamada "pie de león". Alcanza cerca de 20 centímetros de altura. Flores verde—amarillo. Florece a fines de primavera ydurante el verano en bosques, prados y rieras. Parte usada: toda la planta, excepto la raíz. Propiedades: diurético y purificador.Beneficia los órganos genitales de la mujer. Indicaciones: contra la obesidad de la mujer. Contribuye a tener los partos. (N.de la T.)221 de junio(N.de la T.)3Forma de referirse a los duendes, hadas y elfos (N.de la T.)1Traducido por Beth y corregido por Lady Emma—septiembre 2004—Gentepequeña...—Sususurro estaba teñido de cariño.Naturalmente, los primitivos habitantes de la isla, cientos de años atrás, habían tejidohistorias para explicar aquellas cosas que no entendían. Era increíble la cantidad desupersticiones que aun sobrevivían, especialmente en la parte oeste de Irlanda. Justamenteesa mañana, la mujer que le alquiló el automóvil en Killaloe, la había prevenido acerca delCragh y aunque se lo dijo entre risas, ella entendió lo que pasaba. Esto era Irlanda. Y sirealmente hubiera “gente pequeña”, viviría aquí.Rodeada por un verde irreal, con el olor a tierra fresca y a néctar perfumando el aire, miróhacia el lugar donde se dice que Kincora estuvo alguna vez. Donde Brian Boru—Ard ri, secorrigió mentalmente—el único rey irlandés legítimo, soñó con lograr que la paz, launidad y la ley rigieran a la isla.Mirando hacia los restos del palacio de Boru, Eibhlin podía oír las canciones irlandesasque su padre le cantaba, y mientras comenzó a canturrear “The Pretty Maid Milking herCow”, deseó tener su arpa con ella. Esa misma que estaba juntando polvo en su casa deOregón, mientras ella estaba sentada sola, llena de música que pugnaba por ser tocada.Cerro sus ojos y su mente se inundó de música de gaitas, del sonido del bodhram4y derecuerdos que clamaban por ser reconocidos. Recuerdos de las canciones de su madre y delos cuentos que hacían que Irlanda fuera tan conocida para ella como lo era la tierra dondese había criado, en el sur de California.Ellos hablaban de héroes como Cuchulainn, Conchobar, Finn MacCuill5, guerrerosinvencibles y de las valientes mujeres por las que ellos habían peleado y muerto.—Ah!!!!¿Dónde se fueron esos tiempos?—unaoleada de autocompasión la embargó—NoEvie, de ninguna manera dejes que el te haga esto!!!—.Una vez mas, Eibhlin decidió dejar atrás el gran error que había sido su matrimonio y seestiró sobre la fría hierba con los ojos cerrados. Así podría haber estado horas, pero untemblor se hizo sentir; comenzó profundamente dentro de la tierra debajo de ella y seconvirtió en una vibración, un ritmo apacible y lento. Tocó sus oídos, su piel. Podíasaborearlo en su lengua.Sus manos comenzaron a moverse con voluntad propia por encima de sus muslos ... suvientre ... sus pechos hinchados y sensibles.45Pandero redondo tradicionalmente hecho con piel de cerdo u oveja que se percute con una especie de baqueta llamadastickHéroes que pueblan las leyendas celtas (N.de la T.)Traducido por Beth y corregido por Lady Emma—septiembre 2004Un grito pleno de dolor y deseo vivo, llenó sus oídos. Los segundos pasaron antes de quese diera cuenta que el grito había salido de sus propios labios. Abrió los ojos y se incorporórápidamente, sintiendo que las mejillas le ardían.—¡Oh,Dios mío!—.Sus pies se movieron rápidamente mientras se alejaba de la colina. Miro a todos ladoscerciorándose de que no había testigos a su extraño comportamiento. Eibhlin miro hacia lacolina en busca de una explicación: una manada de elefantes, el lanzamiento de un coheteespacial, algo, cualquier cosa que hubiera provocado el temblor de tierra que la trajo justoal punto ...—¡Oh,Dios mío!—nuncaantes había hecho algo así.Evie puso una mano sobre su corazón en un esfuerzo de calmar la taquicardia que sentía.Su mirada recorrió el amplio valle y siguió el largo recorrido del río Shannon—¿Quépasó con Kilahoe?—Jadeóincrédula.Kilahoe no estaba allí. Solo había una construcción en piedra rodeada por una pared bajadel mismo material, que ocupaba el lugar donde había estado asentada la pequeña villa enla orilla del Lough Derg.Eibhlin recorrió todo el lago con la Mirada y se quedo sin respiración, donde solo había unmontón de piedras en ruinas ...—Kincora ...—dijo exhalando lentamente. El reconocimiento la abrumo mientras miraba elimponente castillo de piedra y madera, rodeado por una pared que hacia de empalizada yque era una ruina momentos antes.—No—Eibhlin cerro los ojos frente a lo inevitable—Estoy soñando, me habré dormidopensando en guerreros y castillos y estoy soñando con eso—.Pero esto era un sueño notable detallado, ella pensó, mirando a escondidas a través de losojos que se obstinaban en permanecer abiertos. Gente moviéndose alrededor de losedificios y a lo largo del Shannon. Pescadores que traían su pesca y dejaban sus barcos enla orilla para pasar la noche. Criadores de cerdos que encerraban a estos en los corrales.Granjeros que volvían de los campos. En la otra orilla del Shannon había un grupo dejinetes con sus caballos listos para cruzar el río. Estaban demasiado lejos para que ellaviera su ropa, pero sabía que eran guerreros.Y de alguna manera, sabía que lo que veía era verdadero.El instinto de conservación hizo que se inclinara alcanzar abajo su bolsa de cuero quecontenía las muestras recogidasTraducido por Beth y corregido por Lady Emma—septiembre 2004—Tengo que salir de aquí—dijo en voz alta—¿Cade seo?6—Eibhlin se paró en seco. La voz creció a su alrededor como un truenoprofundo y potente.—¡¿Cethu fein?!—Ellaabrió los ojos esperando que quien hablaba no fuera tan atractivocomo lo era su voz. Abrió sus ojos ... y lo vio ... y ... lo vio.Él estaba parado en la ladera delante de ella, una pierna flexionada en ángulo. Eibhlinsentía su boca abierta por el asombro—¡¿Cethu fein?!—volvióa preguntar—¡¿Quiéneres?!—Suirlandés estaba algo oxidado,pero aun así entendía una pregunta simple como aquélla. Sin embargo, su cerebro enterotrataba de procesar la visión que tenia ante si.Un guerrero, de casi dos metros de alto, extremadamente musculoso, con largos brazos ypiernas, sonriendo hacia donde ella estaba, con profundos hoyuelos que se formaban enambas mejillas.Usaba una prenda ligera que llegaba a mitad del muslo. Una espada colgando de sucinturón en una vaina de cuero. Remetiendo un pulgar en el cinturón, se agachólevemente hacia ella.—¿Estas perdida, mujer?—le preguntó en irlandés.—Mmppff, no—le contestó antes de que sus sentidos le arrebataran el control de sucerebro otra vez.Comenzó un inventario mental de sus características. El tono aceitunado de su piel erademasiado oscuro para un irlandés, así y todo, cada detalle en él lo definía como elprototipo celta, desde el bigote grueso de guerrero que enmarcaba sus labios llenos a lapesada cadena de oro que usaba alrededor de su cuello musculoso. Su pelo negro azuladocaía pesado y brillante sobre sus hombros; su frente alta, interrumpida solamente por unacicatriz brillante y blanca, que comenzaba apenas hacia la izquierda. Se movió con largaszancadas hacia ella, evidenciando una energía que era física y sensual. Una cierta parte desu alma de mujer quería huir de el mientras que el resto se sentía fuertemente atraída.Entonces ella miró sus ojos de color negro azabache, que chispearon con el humor que sereflejaba en su sonrisa. La aprehensión instintiva causada por su masculinidadabrumadora se disipó como humo y solo le quedo un pensamiento: ¡WOW!—¿Estás bien?—Su sonrisa se borró y su voz adquirió una nota de preocupación—Si, apenas un poco confundida—logró contestar.6En gaélico irlandés en el original (N. de la T.)Traducido por Beth y corregido por Lady Emma—septiembre 2004—¿Confundida? Bueno, será mejor que vengas conmigo a Kincora. Tal vez te hayasinsolado. El médico del rey se asegurará que no estas herida—y la tomó de la mano.Eibhlin levantó las suyas a su vez. Era la cosa más natural del mundo. Sus dedos calientes,largos y fuertes, cerrados con sorprendente gentileza sobre los suyos. Utilizó toda sufuerza para pararse y tiró de él, acercándolo.—¡Por la sangre de Cristo!—exclamó el al tiempo que la soltaba y Eibhlin, perdiendorepentinamente el apoyo, cayó sobre su trasero. El guerrero se echó hacia atrás, su manoya en el puño de la espada. Sus ojos negros angostaron y escudriñaron el aire entre ellos.—¿Qué pasa?—preguntó ella mientras trataba de sostenerse sobre sus pies.—¿No has sentido nada?—Él sacudió su mano, después la examinó, abriendo y cerrandolos dedos. El giró la cabeza todo alrededor mirando hacia los costados y preguntó—¿No lohas visto?.Separó los dedos y se inclinó hacia ella. Un poco a la derecha delante de ella, sus dedos sedetuvieron en medió del aire. Entonces lanzó un puñetazo dirigido a la cabeza de ella.Eibhlin escuchó el ruido sordo de carne y hueso chocando contra un objeto sólido,resonando a través del valle.El guerrero no parpadeó, pero cayó sobre una rodilla con los ojos fijos. Eibhlin lo siguió yambos cayeron de rodillas sobre la colina mirando hacia ningún lado.—Veo como una telaraña muy brillante y no puedo enfocar la mirada—Volvió a inclinarsehacia ella y a tocar el aire. Una onda, como las que se forman en un charco después quealguien haya lanzado una piedra, se expandía por el aire hacia fuera desde el lugar endonde él tocó. El no podía pasar, pero Eibhlin podía extender su mano sin problemas.Sus ojos volaron hacia los de ella y mirándola fijo, pregunto:—¿Eres un hada?—Eibhlin ahogo una carcajada—¿Un hada? Pero que demonios dices?—Un gesto de extrañeza arrugó su frente y apretósus labios llenos.—¿Qué idioma es ese?—Perdón—dijo mientras que cambió de nuevo a irlandés—No, no soy un hada.—¿De que te ríes?—Su ceño se había profundizado como si se tratara de una afrentapersonal.—Porque la idea que yo sea un hada es ridícula. Las hadas son una fantasía, esas cosasminúsculas que viven debajo de las plantas. Incluso si creyera en las hadas, y no es así, soydemasiado grande para ser un hada. [ Pobierz całość w formacie PDF ] - zanotowane.pl
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