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    EL BRUJO CAUTIVO
    Christopher Anvil
    El capitán de la guardia Skeerig Klith alzó la vista cuando el primer teniente
    Ladigan Grul entró con aspecto alicaído.
    -Señor -dijo Grul, tendiendo un manojo de papeles.-- la compañía de combate
    acaba de traer un extraterrestre.
    Grul sonrió mostrando unos considerables caninos. Klith tendió la mano para
    tomar el informe, y en su excitación clavó sus uñas en los papeles.
    -Parece demasiado bueno para ser verdad -dijo alisando el informe sobre su
    escritorio-. Esos cobardes gusanos emplean siempre sus mágicos poderes para
    escapar.
    -Este tropezó y cayó de todos modos. Y con el debido respeto, señor, no es
    mágico. La opinión actual es que han logrado una ciencia más avanzada que la
    nuestra. -¿y cuál es la diferencia de ese avance logrado?
    -Señor -protestó Grul- por muy avanzada que esté, la ciencia no es brujería.
    Klith dio un bufido.
    -Esos extranjeros bajaron del firmamento. Van a través de la atmósfera en un
    periquete. Si desean algo, apuntan una vara y lo obtienen. Si desean zafarse de algo,
    apuntan con su vara...y ya está. Los hemos visto controlar sus máquinas por voz. ¿No
    es eso brujería? ,
    - Mediante un proceso perfectamente natural de desarro científico dando un paso
    cada vez...
    - Quizá los brujos obtengan sus poderes mediante un proceso natural de
    desarrollo, paso a paso. De todos modos, ¿qué diferencia supone? Si uno no
    comprende algo, se trata de magia, ¿no es así?
    -Señor, de este modo todo es magia fundamentalmente.
    -Exacto -dijo Klith-, y en este caso, como dije, lo que emplean es magia. Bien,
    ¿dónde está el prisionero?-
    Grul abrió su boca y luego la cerró. Con voz ahogada respondió.
    -El prisionero se encuentra en el Bloque Central Celular,Nueva Andana, señor.
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    -H-m-m-m -Klith hojeó el informe-. Ese tipo fue capturado al pie del Monte de la
    Daga. Al parecer, su vehículo funcionó mal y fue llevado al Laboratorio
    Tecnológico del Distrito para su examen. ¿Supongo sabrá usted, Grul, que nuestra
    ofensiva para destruir el nido principal de esas cobardes sabandijas extraterrestres ha
    sufrido una pequeña impedimenta ?
    Las orejas de Grul se aguzaron.
    . -No, señor. Todo lo que sé es que nuestro bombardeo es .tan intenso que puede
    ser oído a enorme distancia.
    -Por desgracia mete tanto ruido cuando yerra, como cuando da en el blanco.
    -Pues su base está bien a la vista.
    -Pero hay una especie de coraza cristalina, espesa, elástica e invisible, entre
    nuestra artillería y su base.
    Grul meneó la cabeza disgustado.
    -Siempre hay algo.
    -El prisionero puede sernos muy útil.
    -¿Quiere usted decir que podemos interrogarle sobre esa barrera?
    -Exactamente. De hecho podemos interrogarle sobre todos sus dispositivos.
    Posiblemente podamos descubrir a qué han venido aquí. Eso sobre el goroniuk es
    evidentemente un simple pretexto. Grul asintió.
    -¿Quién querría tal material inútil? Simplemente, el caminar cerca del goroniuk
    pone a un hombre enfermo, y se le cae la piel a pedazos. ¿Debo subir al
    extraterrestre?
    -Juegue al "zango" con él durante un rato. Eso le pondrá en estado mental de
    cooperación, y si el Supremo Cuartel General manda a por él, estará indemne.
    Grul sonrió con una mueca, volviendo. a mostrar sus caninos. El "zango" se jugaba
    con doce piezas por cada lado. Los hombres se movían a saltos y los saltos eran
    largos.
    Hedding estaba sentado muy irritado en la celda, ojeando el mobiliario. El catre era
    demasiado corto, y su anchura sólo le permitía estar en él hecho un ovillo. Además se
    hallaba tan desvencijado que sólo parecía servir para limarse las uñas. En el rincón
    había una caja de arena, y en la pared trasera de la celda un agujero redondo, de un
    diámetro de unos veinte centímetros, cubierto por una tapa de hierro y cuyo objeto era
    un misterio para Hedding. Como alimento le habían traído un trocito de una mezcla de
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    pescado y queso, llamado sznivtig, de penetrante olor. También le dieron un cuenco de
    agua. Hedding bebió el agua, examinó atentamente el alimento, lo enterró en la arena y
    se tendió de espaldas en el catre, colgándole los pies por el borde. Se fijó entonces en
    la opaca bombilla del techo, cuyo interior metálico sugería la fase de la ciencia en el
    planeta. Se le ocurrió a Hedding que debería haber allí alguna clase de oportunidad.
    ¿Pero cuál?
    Y en aquel mismo instante, hubo un traqueteo en la puerta.
    Una criatura de grandes pupilas redondas crispaba sus bigotes y le apuntaba con
    un arma,la cual tenia una bayoneta que se curvaba hacia abajo como una garra.
    Hedding, a pesar de su acondicionamiento, apenas pudo comprender la rasposa
    voz :
    -¿Ha comido ya?
    -Todavía no. No tenía hambre.
    -¿Tuvo pues buena suerte?
    Hedding miro de soslayo en torno a la celda.
    -¿Buena suerte? No, que yo sepa.
    , El carcelero se encogió de hombros, con rostro inexpresivo, diciendo :
    -Coja su sznivtig y sígame.
    -¿A dónde?
    -Celda bloque C. ¡ Ea!, deje la colchoneta y vámonos.
    Hedding siguió al carcelero a través de media milla de oscuros pasillos y acabó en
    el interior de una celda idéntica, con los mismos accesorios exactamente que la
    anterior. Quince minutos después hubo otro repiqueteo en la puerta, y una nueva voz
    dijo :
    -¡ Eh, usted! ¡ Sígame !
    Refunfuñando para sus adentros, Hedding siguió al guardián durante diez minutos,
    bajando una escalera de caracol para volver a encontrarse en una celda semejante a
    las otras, y para que también, al cabo de unos veinte minutos rechinara la puerta y se
    oyera una nueva voz :
    - ¡ Prisionero ! ¡Atención! ¡ Sígame !
    -¿Qué diablos pasaba con esta celda?
    - ¡ Silencio ! ¡ No ha de hacer preguntas ! ¡Sólo tiene que obedecer!
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    Lanzando maldiciones para su capote, Hedding siguió al guardián, recorrió durante
    veinte minutos a lo largo de pasillos iluminados con mortecinas bombillas, luego fueron
    subiendo ambos una escalera circular, luego, otra escalera circular, y de nuevo por otro
    corredor hasta una nueva celda, cuya puerta se cerró tras él con seco sonido metálico,
    para que al cabo de otros cinco minutos una nueva voz dijera, jovialmente ahora:
    - ¡ Prisionerol ¡ Oído atento ! ¡ Vamos a llevarle a una nueva celda ! ¡ Coja su
    sznivtig y sígame!
    El capitán de la guardia, Skeerig Klith, empujó el mensaje a través del escritorio al
    teniente primero Grul, quien leyó en voz alta : " Es imperativo que el prisionero sea
    interrogado por métodos científicos. Son contraindicados los sistemas de
    desmembramiento, hierros candentes, suspensión y similares, que deterioran la
    claridad de la mente. Unicamente se permite un interrogatorio preliminar en espera de
    mi llegada inminente. Queel Snnorriz, Sicólogo del Estado Mayor."
    - ¡ Ese zopenco ! --comentó Klith-. Con toda seguridad va a mimar al extraterrestre.
    ¿ Recuerda usted cuando pusieron al cretino al cargo de aquella pandilla de prisioneros
    " duros" ?¡ Iba a " desatar los recuerdos subconscientes que causaban su conducta
    amoral y antisocial !
    -¿Quién podría olvidarlo? -asintió Grul-. Los prisioneros convirtieron la Central en
    una fortaleza, colgaron por el rabo a ese asno de Snnorriz y amenazaron con cortar en
    rodajas a los guardianes si no conseguían lo que querían.
    Klith asintió a su vez, sombríamente. -y entonces, cuando fue la División de Hierro
    para enderezar el jaleo, ese estúpido se quejó de que su terapia había sido
    interrumpida.
    -Lo debieran haber liquidado accidentalmente en la trifulca.
    Klith se encogió de hombros.
    -No hay que darle vueltas al hecho de que es primo del Emperador y también alto
    personaje en el Jerarcado Escolástico.
    Con respecto a locual - dijo Grul. me parecería lo más conveniente reunirlos a
    todos en un lugar,y darles un buen...
    , -Chitón -dijo presuroso Klith, mirando nerviosamente en derredor-.Nada de eso. -
    Carraspeó, abandonó su banqueta y probó sus uñas en el más próximo lugar de
    afilado-.Nuestro problema inmediato es el pr'sionero. ¿Cómo se ha portado?
    Los labios de Grul se extendieron en una mueca.
    -Estuvo paciente en los cuatro o cinco... ah... movimientos del juego. Pero luego
    desarmó a un guardián, fue reducido por el oficial y ahora está en un estado mental
    bastante deplorable.
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    Klith asintió.
    -Excepto por esa lucha -que la provocó él mismo - nada debe dejarle señales.
    Llévelo al piso más bajo de la Antigua Andana. Que dé un vistazo a donde podemos
    ponerle si se nos antoja. Yo voy a dar un sueñecito. Cuando despierte,quiero que me lo
    traigan aquí.
    Hedding, tocándose un chichón en su cabeza, siguió a la borrosa figura por el
    pasillo de mortecinos ecos, pasando ante las hileras de silenciosas celdas. Carraspeó e
    intentó recordar si su guardián era benévolo. Había habido tantos guardianes y tantas
    celdas, que unos y otras, comenzaban a darle vueltas en el cerébro.
    -Dígame -preguntó-, ¿están ocupadas esas celdas?
    Un eco rebotó de alguna parte, y luego otro más débil.
    -¿Eh? -dijo el guardián.
    Hedding esperó a que los ecos se extinguieran y repitió la pregunta.
    E! guardián gruñó :
    -La mayoría de las de este bloque están vacías. Cuidado con su cabeza. Vamos a
    bajar más.
    Fueron bajando por una escalera en espiral, espiral tras espiral llegaron a sumirse
    tanto en la lobreguez, que Hedding comenzó a sufrir la ilusión de que aquella escalera
    circulaba hacia arriba bajo sus pies y que cuanto hacia él, era mover las, piernas para
    permanecer en el mismo sitio.El guardián lanzó una tosecilla de excusa.
    -No necesitaba haber bajado su sznivtig. Ellos le seguirán en seguida.
    Hedding, aturdido por tantas vueltas, dijo estúpidamente :
    -¿Ah, sí?
    -Tan seguro como la muerte y los deméritos -dijo el guardián-. Vea de no dormirse.
    Atrape unos cuantos de ellos,retuérzales el cuello, y tírelos a los demás. Manténgalos
    ocupados. Si hay demasiados, trepe a donde sea y tome un respiro.Asegúrese bien,
    pues esos bichos pueden brincar.
    Algo de esto se filtró en la conciencia de Hedding, y se despabiló al notar el moho
    bajo sus pies,y el cambio en el ocasional sistema de iluminación. Allá abajo tenian
    lámparas de gas, con ondulantes llamas luminosas.De súbito hubo un ruido de
    correrías, el guardián se inclinó y se sintió un chirrido, un chasquido y un sordo
    baqueteo de precipitado correr y como de un multitudinario escurrirse.
    -Sólo unos pocos niveles más -dijo el guardián.
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